¿Por qué hay quienes venden páginas web y no tienen una propia?
Es común. Te ofrecen hacerte una página web. Te escriben por WhatsApp, te muestran ejemplos, incluso te dicen que tienen todo listo en tres días. Pero cuando preguntas: “¿Dónde puedo ver su trabajo?”, te mandan un perfil de Instagram o un PDF. Y no tienen una web propia.

¿Incongruencia? ¿Estrategia? ¿Descuido?
Este artículo no es para juzgar, sino para pensar. Porque lo digital no solo se trata de herramientas, sino de coherencia.
Cuando el zapatero va descalzo
¿Por qué hay quienes venden páginas web y no tienen una propia?
No tener una página web siendo diseñador o vendedor de sitios puede parecer algo menor.
Muchos lo justifican con frases como:
-
“Mi negocio es más por recomendación”
-
“Tengo mucha demanda, no me da tiempo de hacer la mía”
-
“Mis redes funcionan mejor”
Y sí, todo eso puede ser cierto. Pero hay algo que también lo es: una página web sigue siendo la vitrina más completa, estable y profesional que puedes tener en Internet.
Entonces, ¿qué mensaje estás dando si vendes vitrinas… pero no tienes la tuya?
¿Por qué pasa esto?
No se trata de mala intención. Hay muchas razones por las que esto sucede:
1. Falta de visión a largo plazo
Muchos profesionales digitales trabajan en modo urgencia: entregan, publican, responden… pero no se detienen a construir su propia casa digital. Y cuando no hay pausa, no hay estrategia.
2. Confusión entre presencia y propiedad
Tener redes sociales activas no es lo mismo que tener una web. Una cosa es estar presente, y otra es tener un espacio que realmente te pertenece.
3. Enfoque solo en el cliente, no en el posicionamiento
Hay diseñadores y agencias que solo entregan lo que el cliente pide, pero no desarrollan su propio enfoque ni su marca personal. Y sin identidad, tampoco hay diferenciación.
Lo que una web propia dice de ti (sin palabras)
Tener una web no es solo tener un sitio bonito.
Es decir sin hablar:
-
“Creo en lo que vendo”
-
“Sé organizar contenido, estructura y narrativa”
-
“Puedo pensar en función del otro, no solo desde lo visual”
Y lo más importante: “Me tomo en serio lo que hago”
Porque si no puedes darte ese espacio, ¿cómo se lo vas a dar a quien te contrate?
¿Y si es estrategia?
También es válido pensarlo así.
Hay quienes no tienen página web porque usan otros canales muy efectivos, como comunidades privadas, canales de venta directa o reputación construida por años.
Pero incluso en esos casos, una web no sobra, suma.
Es un punto de encuentro, una carta de presentación que no depende de algoritmos ni modas.
No se trata de juzgar a quien no tiene una página web.
Se trata de entender qué dice eso sobre su proceso, su forma de trabajar y su nivel de compromiso con lo digital..